lunes, 16 de marzo de 2009


De perfil bajo y poco mediática, la actriz de Los exitosos Pells sorprende al hablar de su intimidad: sus secretos para mantenerse sexy y joven, por qué no se casa con Nacho Gadano después de diez años de convivencia, y cómo la afecta la reciente independencia de su hijo. Una señora actriz, una gran mujer.

A las diez de la noche de un caluroso martes de diciembre, es una de las primeras en llegar al Jardín Japonés. A medida que avanza, no hay quién no se dé vuelta para (ad)mirar su figura, resaltada con un sensual vestido esmeralda. Andrea Bonelli , Amanda en la pantalla chica, se siente observada, pero continúa su marcha hasta que se encuentra con sus compañeros de Los exitosos Pells, la ficción líder de Telefe, con los que comenta detalles de las grabaciones que realizaron en el día. “En todos los años que llevo de carrera nunca supe por qué los éxitos son éxitos y los fracasos, fracasos. Lo que me dice la gente con respecto a Los Pells es que le resulta un programa muy original, diferente, como una televisión que nunca vieron en el país”, arranca.

–Tu personaje luce extremadamente producida todo el tiempo. ¿Vos también sos así en lo cotidiano?
–¡No, no, no! Soy de vestirme con ropa cómoda, práctica. Me gusta estar preparada para salir a caminar si tengo que hacerlo, o para hacer actividades físicas. Soy una chica de barrio, de cuando Palermo viejo era Palermo viejo, lejos de lo fashion. Si bien muchas veces me dicen que tengo una imagen refinada, no sé por qué es.

–¿Y sos de darle importancia a tu estética?
–La lógica que me demandan la profesión y mi propia necesidad de verme de determinada manera. Ya no estoy igual que antes (sonríe). Ahora estoy comiendo muy sano, pero porque tuve un problema de salud. El ejercicio físico también me hace sentir bien, saludable. Me cuido para estar sana, y la estética es consecuencia de eso.

–Hablaste de un problema de salud que te llevó a cuidarte en los alimentos . ¿Qué te pasó?
–Nunca fui de cuidarme demasiado. Siempre comí lo que se me cantaba, pero me di cuenta de que así no iba la cosa. En realidad, el cuerpo me lo hizo sentir. Cuando trabajás mucho, y hacés televisión, dejás de tener tiempo para ocuparte de vos, y eso no es bueno. Y ahora estoy tratando de compensar las dos cosas: el trabajo y la buena salud.

–¿Pero… por qué te cuidás tanto?
–Sólo me cuido en la comida y hago deportes, pero no estoy haciendo ningún otro tratamiento.

–¿Te importa que la gente tenga una imagen tuya distinta de la real?
–A esta altura de mi vida hay muchas cosas que me tienen sin cuidado … Son muchos años de profesión, y lo que no se puede evitar es lo que dicen de uno, más allá de lo que puedo tratar de contar. Y está bien, no lo juzgo, es parte de ser una persona pública.

–De todos modos hiciste una carrera sin escándalos…
–¡Sí! (Ríe) Es raro encontrar casos como el mío, porque es difícil tener una pareja estable. Estoy muy enamorada de la persona con la que estoy hace más de diez años, y esto no es común. Antes los escándalos se generaban a partir de las separaciones y romances, ahora se dan por las peleas. En ese sentido, las cosas empeoraron. Antes, por lo menos, lo que vendía eran las historias de amor. Ahora lo hacen las guerras y conflictos, y siempre desde la bronca.

–Convivís con Nacho Gadano hace una década. ¿Por qué nunca se casaron?
–Nunca me casé con nadie porque soy vaga. Casarse implica mucho trabajo. Y la verdad, antes de organizar una boda, prefiero irme de viaje. Para colmo, con lo obsesiva que soy, de que todo salga bien y divino, sería mucho trabajo, y prefiero tomarme el buque e irme a pasear.

–¿Pero Nacho nunca te propuso casamiento?
–No, porque somos muy parecidos en la forma de pensar respecto a ese tema. ¡Los dos preferimos viajar!

–¿Es verdad que juntos recorrieron casi todo el país?
–Sí, es cierto, y me instalé en todo tipo de hoteles. A veces visité pueblitos donde la infraestructura no era buena, pero como lo que nos llama la atención es la aventura en sí, no reparábamos en eso.

–¿Cómo es, en la actualidad, ser madre de un hijo adolescente?

–Un hijo te da miles de satisfacciones, pero también te mantiene con una preocupación enorme. Está viviendo la época de ir a bailar, de tener su independencia y moverse solo en una ciudad llena de inseguridades. Para mí es una preocupación constante su seguridad.

–¿Sigue viviendo con vos?
–Se fue a vivir solo hace tres semanas…

–¿Cómo fue el momento de su partida? ¿Cómo lo viviste?
–Ese momento todavía lo estoy superando. Lo veo muy feliz, y contento, pero me llevó varios meses de elaboración. Este fue un año bravo para mí a ese nivel. Pero siempre estoy a favor de la felicidad de mi hijo. Lo importante para mí es su bienestar.

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